Dos productos tan arraigados a la tierra como las setas y el vino combinan a la perfección sus sabores, aromas y texturas.
Maridar vino y setas es sencillo si se tiene en cuenta la siguiente clasificación de las setas relacionadas con su sabor: fuerte y suave.
Por otro lado, debemos evitar los vinos más intensos (aquellos cuyo envejecimiento se desarrolla en barrica como crianzas, reservas y grandes reservas) para evitar tapar el sabor delicado de las setas. Tampoco los vinos dulces combinan bien con los hongos.
Los vinos tintos de la variedad Merlot y Pinot Noir combinan perfectamente con los hongos de sabor más intenso, como las shitake, los níscalos, los boletus edulis o las trompetillas de la muerte.
Para las setas de sabor más suave como las colmenillas, los perrechicos, los rebozuelos se recomiendan vinos blancos tipo Chardonnay o Sauvignon Blanc.
También hay que tener en cuenta la preparación de las setas. La forma más común es tomarlas a la plancha porque es así como se notan los sabores más terrosos. También se toman con foie, en ensaladas, con pescado, acompañando a la pasta o a la carne.
El maridaje de setas con vino es un placer que se disfruta durante todo el año aunque es en otoño cuando se pueden degustar las setas silvestres, frescas y de gran calidad.